Hoy, mi hijo tróceme un papel que sin míralo por más que dos segundos lo
devolvió por creer serlo más una de sus infantilidades, pues a mí no me gustan
las poesías. ¿Puedes se comer a las poesías? ¿Puedes vestirse a las poesías?
Non, lo creo que las poesías sirven apenas para disminuir las obligaciones con
la vida, dura, real, pero es la que tenemos. En misma hora en que mi chico me
llego con su poema estábamos Verónica e yo a discutir acerca de quien quedaría
con o que en nuestra separación. Entonces a mi poco o nadie interesa la poesía
e sus complicaciones. ¿Qué piensa esto niño, que yo me voy a saber dónde morar
e como puedo vivir sin mi amor que es Verónica?
Non, yo no sé de nadie acerca de poesías, mucho menos acerca de colores,
alegría e sonrisos sin su madre a me decir con su grande riso que estoy guapo
esta noche, se me agrada los mariscos en la cena e que la plata está muy corta
e que los precios muy grandes. Mas, más que esto todo como puedo cerrar la
noche sin escuchar a tu mamá, hijo mío, decirme que me ama e no imaginar el
cielo confidenciarme los mejores sueños.
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