segunda-feira, 30 de setembro de 2013

Mi hijo



Hoy, mi hijo tróceme un papel que sin míralo por más que dos segundos lo devolvió por creer serlo más una de sus infantilidades, pues a mí no me gustan las poesías. ¿Puedes se comer a las poesías? ¿Puedes vestirse a las poesías? Non, lo creo que las poesías sirven apenas para disminuir las obligaciones con la vida, dura, real, pero es la que tenemos. En misma hora en que mi chico me llego con su poema estábamos Verónica e yo a discutir acerca de quien quedaría con o que en nuestra separación. Entonces a mi poco o nadie interesa la poesía e sus complicaciones. ¿Qué piensa esto niño, que yo me voy a saber dónde morar e como puedo vivir sin mi amor que es Verónica?
Non, yo no sé de nadie acerca de poesías, mucho menos acerca de colores, alegría e sonrisos sin su madre a me decir con su grande riso que estoy guapo esta noche, se me agrada los mariscos en la cena e que la plata está muy corta e que los precios muy grandes. Mas, más que esto todo como puedo cerrar la noche sin escuchar a tu mamá, hijo mío, decirme que me ama e no imaginar el cielo confidenciarme los mejores sueños.

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